Con la descarbonización vuelve la Estrategia con mayúscula, cuando acertar o equivocarse afecta no solo a los resultados sino también a la supervivencia. La transición energética y la economía circular van a impulsar estrategias disruptivas y redefinir sectores.
Un buen ejemplo de esto es la producción de combustibles y energía renovable a partir de los residuos orgánicos o biorresiduos. La diversidad de perfiles y dinámicas de los agentes involucrados lleva a pensar que la futura cadena de valor puede ser muy distinta de la que resulta de conectar las partes actuales:
- Las empresas energéticas tienen la reducción de emisiones en el centro de su estrategia.
- Las ciudades y las actividades relacionadas con la alimentación son las principales fuentes de biorresiduos, que a su vez son gestionados por empresas de servicios medioambientales.
- Otros productos, como los bioplásticos, también utilizan los biorresiduos como materia prima.
- Las tecnologías están identificadas, el reto es conseguir un salto de escala. Los inversores financieros están siendo muy activos en este campo.
La pregunta para estos agentes es: ¿Cómo puedo aprovechar esta disrupción para fortalecer mi posición? O, cuando menos: ¿Qué debo hacer para no perderla?
Empieza un periodo estratégicamente apasionante, con movimientos corporativos transformadores y sorprendentes, con ganadores y perdedores.