Desde mi perspectiva de profesional sénior me llama mucho la atención el reducido número de seniors que hay en los equipos de gestión de las startups.
El talento senior complementa al de las generaciones jóvenes en edad, no compite con él. Los seniors conjugamos bien verbos como planificar, priorizar y colaborar, determinantes para optimizar el ciclo hipótesis-prueba-aprendizaje de las iniciativas innovadoras con alto crecimiento.
Sin embargo, la percepción de que el colectivo sénior tiene una limitada capacidad de adaptación a “entornos dinámicos” puede estar frenando injustamente la involucración de seniors en los proyectos de emprendimiento. Pienso que hay pocos ejercicios más flexibles y dinámicos que la evaluación por parte de un sénior de distintas líneas de actuación estratégicas u operativas en base a su experiencia y vivencias.
Una mayor diversidad generacional en los equipos de gestión de las startups multiplicaría su impacto económico y social, habilitando al mismo tiempo oportunidades laborales naturales y atractivas para los profesionales sénior. El ejemplo de los emprendedores e inversores adelantados a su tiempo acelerará este cambio.